viernes, 11 de abril de 2008

Egresada 78

Cuando ayer llegué del laburo y leí los mensajes de Andrea y de Cristina, no pude parar de llorar. No sabía, tampoco, si contestarlos fuera de la privacidad del intercambio, y eso me llevó una noche de insomnio. Por esas cosas del inconsciente, no pude dormir porque me broté, literalmente. Me broté: un ataque de alergia, no podía respirar, manchas rojas en todo el cuerpo. Lo cuento porque es la primera vez que me sucede en la vida. Entonces me decidí a escribir estas líneas, no muy largo, pero queriendo que ustedes sepan cuánta emoción, cuánta conmoción todo este reencuentro esta provocando. Recuerdos felicísimos que vuelven y despiertan carcajadas, rostros semi olvidades que viajan desde el pasado para alegrar la vida. Pero también esta marca: ser una egresada 1978. La dictadura como el marco sombrío de experiencias nuevas, intensas. Como dice Moni, había que vivir, claro, y después de haber tenido a Muse, algunas recordarán que lo que mata a Funes el memorioso es, precisamente, el exceso de memoria. Cierta dosis de olvido garantiza la vida, buena lección.
A mi, por circunstancias familiares/políticas esos años me marcaron a fuego. Claro, ¿a quién contárselo entonces? A mi en casa me habían enseñado que mejor callarse ciertas cosas, ciertas historias. Y lo hice, a pesar de la militancia que recuerda Andrea. Sin embargo ser una egresada 78 definió, cuando fui estudiando y profesionalizándome en el campo de la literatura y de la docencia, el ámbito de estudio: la memoria, la violencia política, los duelos. Una manera de intentar ponerse en paz con el pasado. Y visto desde otra perspectiva, tanto silencio, tanto dolor no compartido en ese momento, se convirtió en algo productivo para el presente. De todos modos, hay cosas en la vida que mejor no vivirlas: crecer en una dictadura es una de ellas.

Bueno, nada más sobre esto. Les confieso que lo que más me emocionó es que Cristina, Andrea y anoche Moni, treinta años después, le pusieron un nombre a esto que, nos guste o no, lo hayamos tenido presente o no (eso es parte de las circunstancias de cada una) hizo llegar su larga sombra --insoslayable-- hasta este grupo de minas que, con mucha felicidad, se están buscando, reencontrando, celebrando.

Un abrazo enorme para todas

Liria

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